Consiste en ejercer presión sobre puntos reflejos en el pie, donde llegan terminaciones nerviosas de todo el cuerpo, para aliviar dolores y trastornos. Es interesante hacer notar que existen varios lugares que constituyen zonas reflejas: pies, manos, orejas, cabeza, lengua y pupilas. Sin embargo, lo más conocido
es la zona podal, ya que sus efectos al realizar tratamiento son más evidentes en el corto plazo. Debemos recordar que son los pies los que nos llevan por el camino de la vida, las manos las usamos en el hacer y la cabeza en el pensar. El masaje de los puntos reflejos de los pies produce un incremento de la circulación sanguínea , relajación de la tensión del sistema nervioso, se libera la tensión que el cuerpo está sufriendo y se recupera el flujo normal de energía, así el cuerpo vuelve gradualmente al equilibrio normal que necesita para una buena salud.